Preforos Talleres - CAE+E
Los Preforos Korczak abren espacios de conversación entre profesores sobre sus iniciativas para adaptar los procesos de aprendizaje y enseñanza a los desafíos del retorno completo al campus.
Cerca de completar un año tras la experiencia de aprendizaje y enseñanza remota, las instituciones educativas retornan completamente a los espacios físicos con sensaciones y entendimientos que se debaten entre la esperanza por el cambio educativo, las nuevas necesidades de los estudiantes y la alegría del reencuentro.
Preforo de la Facultad Arquitectura y Diseño
El salón 304 del Edificio Gabriel Giraldo fue llenándose paulatinamente con murmullos de 2 de la tarde, bajo el pretexto de reflexionar sobre oportunidades para la innovación educativa en tiempos de retorno completo a la presencialidad.
Tras la breve introducción, la pintura aula universitaria de Laurentius de Voltolina, (S.XIV) apareció como una provocación, acompañada por la siguiente afirmación del profesor Ricardo Rúgeles, orientador del diálogo: “vemos lo mismo, cambiarán las formas, cambiarán los espacios, los materiales, pero el modo de enseñar se ha mantenido durante todo este tiempo, tal vez con algunas nuevas herramientas”.
Mientras que algunas miradas cruzaron la sala para encontrarse en el silencio, la provocación se incrementó al reproducir una grabación del 24 de marzo de 2020, en la cual, un medio de comunicación anunció la implementación del simulacro de confinamiento por la pandemia de Covid-19, se hizo, entonces, una invitación a recordar lo vivido, lo sentido y lo pensado en ese punto de inicio de lo que hoy conocemos como “nueva realidad”.
De inmediato, afloraron remembranzas sobre los retos, las tensiones, los desencantos, la caída de las expectativas y la sorpresa por los descubrimientos, que podrían confundirse con una catarsis colectiva, pero que fueron rápidamente encausadas para generar un colorido mapa de Post-it con ideas sobre lo que debería quedar en el pasado y lo que debería mantenerse, lo que será difícil o fácil de implementar.
Las voces de los profesores empezaron a proponer escenarios que antes eran impensables o se hablaban en voz baja, como, dejar en el pasado el ejercicio de dictar clase; hacer visibles los contrastes entre las necesidades de los estudiantes, especialmente entre pregrado y posgrado; plantear la combinación de trabajo remoto, cuando se realizan actividades individuales, y de trabajo en el campus para actividades colectivas; o recurrir medios digitales para hacer un uso más eficiente de materiales en los procesos de maquetación y prototipado.
El mapa, cada vez más enriquecido parecía sostener todos los anhelos, esperanzas y tensiones de los profesores de Arqui-Diseño, apoyados en las voces de sus colegas, los profesores encontraron un espacio común para decantar sus reflexiones.
Para finalizar la jornada, los profesores seleccionaron ideas con las que están dispuestos a hacer realidad, más allá de las barreras de tiempo o recursos. Entonces, la provocación no tuvo un verdadero cierre, sino que quedó abierta a nuevas conversaciones.
Preforo de la Facultad de Ingeniería
Mientras que afuera un característico aguacero bogotano no daba tregua, en el salón 409 del Edificio Barón, los profesores de la Facultad de Ingeniería cumplían la cita con la innovación educativa: una invitación en modalidad combinada, en la que participantes dentro y fuera del campus, en otros barrios o ciudades (¡incluso desde Buenos Aires!) escucharon las distintas experiencias de ingenieros allí reunidos.
La Universidad estaba desierta y silenciosa (por ser semana de reflexión) mientras las peculiaridades del encuentro combinado tenían lugar: “el micrófono no funciona”, “aún no se escucha”, fueron obstáculos que ya conocíamos y que se resolvieron gracias a las soluciones que aprendimos en el tiempo de confinamiento.
Una vez dispuestos todos los requerimientos tecnológicos, El grupo focal de Ingeniería, compartió su historia de consolidación: de cómo 8 profesores del departamento de Ingeniería Industrial habían superado un ejercicio de catarsis (de hablar de cómo se sentían durante la pandemia) para llegar a la acción. Diseñar apuestas pedagógicas distintas para asumir hoy de forma colaborativa e interdisciplinaria y como una cocreación con el CAE+E.
Este fue el preámbulo para introducir una serie de ponencias alrededor de la innovación lideradas por distintos profesores y profesoras. En una de ellas, no fue solo un profesor el que se paró al frente, ni dos, ni tres ¡sino seis! que trabajaron de manera colaborativa para acercar a los estudiantes de primer semestre al campo de la ingeniería. Así, modelaron el mensaje de que no solo los estudiantes se ven enriquecidos al trabajar colaborativamente: también los profesores.
¿Cómo medir?, ¿cómo asegurar?, ¿cómo evidenciar el impacto? Fue el espíritu principal que atravesó la conversación y el diálogo, en preguntas que permanecen e interpelan las iniciativas: ¿cómo medir el impacto de las apuestas pedagógicas que hoy se llevan a cabo en el aprendizaje de los estudiantes?
Otras preguntas se derivan de procesos de autocuestionamiento; ¿qué es lo que debe hacer un profesor: viene a la universidad a enseñar? ¿o debe enfocar su ejercicio en asegurar que los estudiantes aprendan? y en ese caso, ¿qué estrategias pueden implementarse?
Para finalizar, el invitado Fernando Salvatierra compartió desde Argentina una de las apuestas de la Universidad de Buenos Aires alrededor de la innovación pedagógica. Escuchamos y nos fuimos felices: el aguacero ya había terminado. Los profesores salieron con la sensación de que la puerta de la innovación quedaba abierta. Una apertura hacia la colaboración y la transformación, incluso bajo un implacable aguacero.
Preforo de la Facultad de Educación y el Departamento de Comunicación
La escena no era nueva. El escenario: Zoom. La acción: pequeñas ventanitas contenedoras (con suerte) de rostros expectantes y miradas ansiosas, aunque algo prevenidas, aflorando una a una en las pantallas de los asistentes a una cita virtual. La razón: la conveniencia del ciberespacio para el encuentro, pretexto común desde que la palabra pandemia dejara de ser propiedad exclusiva de los libros de historia o de literatura y reclamara la posesión de millones de cuerpos emulando así la materialización de una pesadilla propia de una novela de suspenso.
Sin embargo, esta vez sí había algo diferente: los protagonistas y su contexto. Los rostros de aquellas ventanitas no eran de estudiantes listos para su clase, sino de profesores y otros invitados reunidos y dispuestos a participar en un diálogo genuino salpicado de informalidad, un intercambio de voces sobre experiencias, emociones y sensaciones generadas alrededor de una seductora sentencia de invitación en medio de la consigna de retorno al Campus: “Volvimos, sí… pero ¿cambiamos?”.
Animados por esta provocación y organizados en tres ejes de experiencias alrededor de las prácticas de enseñanza motivadas por los tiempos alterados, la docencia colaborativa y las lecciones aprendidas, una a una las pequeñas ventanitas fueron agigantándose para responder a la pregunta que Eduardo Gutiérrez (Departamento de Comunicación - Facultad de Comunicación y Lenguaje), conductor de la sesión junto con Fabiola Cabra (Facultad de Educación), lanzara como desencadenante del encuentro: “Si ha cambiado este mundo a la velocidad que estamos viviendo ¿cómo cambia la educación? y ¿cómo cambiamos nosotros [los profesores] frente a esa situación?”.
En el transcurso de dos horas matizadas por una fría y grisácea tarde, potentes y motivadoras muestras del ingenio, la recursividad, la pasión por la docencia y la innovación educativa de los profesores javerianos se pusieron en diálogo. El contraste del clima fue dado por la calidez de la conversación a la que asistieron de manera incorpórea los estudiantes en boca de sus maestros, quienes emocionados trajeron al encuentro:
- Ejercicios vivenciales a través de prácticas estudiantiles en contextos de aprendizaje situado como estrategia para contrastar la teoría y la realidad a través de un modelo altamente dialógico.
- La resignificación del aula y del papel de los colaboratorios en las pasantías, aprovechando las fronteras geográficas y disciplinares para enriquecer la experiencia.
- El uso del aprendizaje basado en proyectos a nivel transdisciplinar como garante de la dimensión comunicativa y su valor para estudiantes y profesores en la modalidad remota mediada por TIC.
- El aprovechamiento de plataformas tecnológicas para ofrecer retroalimentación interpersonal de calidad a los estudiantes como aporte para su autorregulación.
- Y finalmente, el contexto de oportunidades, experiencias y consideraciones que han llevado a la PUJ a darle un sentido particular a las mediaciones pedagógicas que hoy nos permiten hablar de innovación educativa.
Tratando de alargar el tiempo, relativizado por el escenario virtual, la charla se fue cerrando un poco más tarde de lo esperado. Llenos de motivaciones para continuar dándole sentido al regreso presencial, para (en palabras de algunos profesores) mostrar el cobre y no perdernos de más sonrisas por tener que apagar la cámara evitando quedarnos en estatua debido a fallas en la conexión, la sesión concluyó con la mención a George Steiner y su ensayo la música de las ideas, como si fuese una apuesta para no desfallecer: “si existe una enfermedad crónica de la que debería estar contagiado todo profesor, es, sin ninguna duda, la esperanza”.
Preforo de la Facultad de Artes
El día se avecinaba en el edificio frío, rocoso, grande y húmedo de la Pontificia Universidad Javeriana. En la Facultad de Artes, el voluminoso salón de aula múltiple recibía a los profesores javerianos con caras sorprendidas y miradas inquietantes; después de dos años de encierro, deseosos de compartir sus experiencias; decidieron enfrentar la cara de vuelta a la presencialidad ellos mismos en compañía de sus aventuras cargadas de significados amargos, alegres, frágiles y sensibles que llevaban en sus diversas prácticas de docencia.
La discusión cálida de la mañana se centró en develar las problemáticas artísticas tanto de los estudiantes como de los profesores, desde enfrentar la latencia en un ensamble musical hasta orientar los movimientos corporales para evitar lesiones. Las posibles preguntas para orientar la conversación se vieron escritas en el tablero blanco que ocupaba la mitad de la sala en donde la docencia hacía de protagonista principal en la Facultad de Artes.
La primera parte de este encuentro fue construyéndose a través de las vivencias personales de los docentes que se caracterizaban por develar la experiencia digital vs presencial de dictar clase. "Muchos de nosotros sentimos pedazos de rostros hablándonos como sin cuerpos como sin emociones muchas veces cámaras cerradas, mucha timidez que implicaba en la pantalla sujetos de distancia y en la presencialidad es un modelo diferente” afirmaban los profesores.
Entre risas, conversaciones y comida, después de un agradable café y una almojábana, los profesores movieron su cuerpo y disfrutaron de tres charlas que ilustraban algunas recomendaciones para que los artistas practicaran bien, además de las transiciones afectivas antes, durante y después de pandemia. El acto final de este compartir llegó con la acentuación de las caras de los invitados al ponerse de acuerdo en que a todos les afectó la pandemia pero que pudieron aprender de esta experiencia en todos los aspectos de su vida.
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